Viernes noche. 8 hombres, 2 mujeres, nadie pareja de nadie.
Han vuelto a mi vida las cenas de colegas de curro. Una enorme mesa redonda
llena de comida. La cerveza corría rauda desde hacía más de una hora. Muchas
risas y colegueo. Buen rollo, la verdad. Y como pasa siempre, la conversa sube
de tono poco a poco y acabamos hablando de sexo. Tema 1: fetichismos varios. Al
final resulta que todo el mundo tiene uno (por favor, si son tan amables los
lectores, dejen al final un comentario compartiendo el suyo, y así ampliamos
horizontes) Lo dicho. A uno le chiflan las ejecutivas estiradas con traje de
chaqueta. Otro no puede ir al hospital ni de visita porque las enfer
meras y
doctoras le ponen malo. Otro se siente culpable porque no puede dejar de mirar
a las colegialas de minifalda tableada, esas a las que les queda muy estrecho y
corto el uniforme pero sus padres no les compran otro porque total les queda
este curso nada más en el colegio…Por supuesto, yo compartí mi pasión por los
policías nacionales, a ser posible, de la UIP, y la otra colega, casada y con hijos, muy
guapa y liberal ella, me mira a los ojos y suelta con toda naturalidad: A mi me
gustan de vez en cuando las mujeres. Por ejemplo, a ti te besaría ahora mismo.
El tío de su derecha se atragantó, el de su izquierda soltó
un ¡no digas eso que me pongo maloooo!! Y todos empezaron a jalearnos, a pedir
el beso y a aporrear la mesa cual vikingos. Yo por mi parte, le sostuve la
mirada un par de segundos, le sonreí y supongo que me sonrojé, porque ella paró
el tema con un condescendiente: dejadlo estar, que a ella no le va este rollo…
El resto de la cena continuó sin incidentes. Luego seguimos
cerveceando en un garito y al final recalamos en una discoteca cercana en la
que todo eran modernos con gafas de pasta que bailaban emocionados canciones de
Michael Jackson de los 70 y cosas por el estilo. Yo hubiera preferido un local algo
menos limpio y con más guitarras eléctricas, pero bueno, dada la frecuencia de
mis desmadres nocturnos de un tiempo a esta parte, el mero hecho de no ver
niños alrededor me bastaba. Muy buen rollo, bailamos mucho, charlamos, nos
reímos y el tema no volvió a salir ni de refilón.
Y al día siguiente, tras superar la resaca, me vino el
momento reflexión. Me descolocó mogollón el comentario. ¿Quedé como una
pardilla por no hacerme la bisexual yo también? Chica, es que no lo soy…Pero en
el fondo creo que me aturullé no por lo que dijo, sino por cuándo lo dijo. La
verdad es que nunca me he cruzado con una mujer que me haya inspirado instintos
carnales, así frente a frente, pero creo que si me la encontrara, no se lo
diría delante de una horda de maromos medio bebidos…Del mismo modo que si me
apeteciera besar a uno de ellos tampoco se lo diría en público. Igual ni se lo
diría. Cuando estuviéramos en el local más oscuro y abarrotado posible,
esperaría a que fuera solo a pedir a la barra, le seguiría discretamente y
allí, mientras una mano recorre lentamente su espalda de arriba abajo, sin la
más mínima intención de detenerse cuando esta acabe, le haría saber mis
pretensiones susurrándole al oído, al tiempo que procuro pegar a su cuerpazo la
mayor parte posible del mío. Y que Dios reparta suerte.
Supongo que quedé como una mojigata o algo por el estilo por
no entrar al juego, pero permítanme justificarme con el hecho de que siempre he
sido mujer de acción. Una cosa es que diga en este foro lo que le haría a
Daniel Craig si lo pillara por banda, pero en la vida real, sé que si miro a
los ojos a alguien y le digo con actitud provocativa: Te besaría ahora mismo,
es porque ya me tiene a escasos centímetros de su boca, la situación está a
huevo, y el sujeto de mis anhelos sólo se librará del bocao si me aparta, pero no
para poner cachondos a los que tengo alrededor y a otra cosa, mariposa. Que me
consta, por el par de centímetros que se elevó la mesa después del susodicho
comentario, que lo hizo, ¿hicimos?
P.D. Vaya, es la primera cena de empresa a la que voy y me
tira los tejos una compañera, aunque sea de farol.