25.2.13

Suiza me cae mal



En estos tiempos jodidos que nos ha tocado vivir, donde unos sacan provecho de la crisis, otros ven desmantelada su vida y el resto vamos aguantando como podemos, existe un reducto de paz y tranquilidad, de fecundidad y pulcritud, donde los pajaritos cantan, las nubes se levantan, no hay chicles pegados en las aceras y todo el mundo es guapo y habla 3 idiomas. Suiza.

Arriba en las montañas tengo un nido, como decía la canción, en ese país amable y abierto de par en par a los inmigrantes, que constituyen nada más y nada menos que el 22% de su población de algo menos de 8 millones de almas impolutas, rectas y sobre todo NEUTRALES.

No se puede ser más neutral que Suiza. Neutralísima en todo y con todos desde el S.XVI, pase lo que pase, caiga quien caiga, aferrada a dos principios inquebrantables: No muevo un dedo por nadie y sólo eres bienvenido si traes pasta contigo.

El suizo (ser humano con pasaporte del país, no bollito azucarado) es el tipo más afortunado de la tierra. Tiene pasta para aburrir, porque para ser suizo no hacen falta chorradas de esas como las que esgrimen los vascos para ser vasco, por ejemplo; haber nacido allí, o tener ascendentes, o cosas por el estilo. ¡Qué va! Eso está pasado de moda y no es propio de una de las culturas más avanzadas del planeta como es la suiza. Para ser un suizo de los de toda la vida, un suizo pata negra, sólo has de tener el suficiente dinero como para que te dejen entrar. Que sea tuyo o robado da igual, nadie te lo va a preguntar. Tú saca la Mont Blanc de platino para firmar los papeles y ¡Voilá! ya estás en el club de los neutrales y puedes empezar a mirar con la ceja levantá a el resto de ciudadanos del planeta desde tu oasis de perfección y buenas maneras.

El afortunado ciudadano suizo manda y decide lo que ocurre en su querida patria mediante una democracia directa que es la envidia de todas las demás democracias. El pueblo se lo guisa y el pueblo se lo come, y el pueblo suizo decide regularmente, para que no se le olvide a los parias que los rodean, que le den por saco a la Unión Europea y a las jornadas de puertas abiertas. Que el suizo es muy suyo para eso de tener las aceras sucias, sanidad gratis para todos y rumanos desocupados en la esquina de su casa de Gstaad. Mejor aprobamos en referendum que cierren las compuertas y que el visado de entrada sea una Visa oro como mínimo.

Un 22 % de inmigrantes, ¡qué nivel, Maribel! Qué modernos y abiertos a todo tipo de culturas son estos muchachos de la cruz blanca y las montañas nevadas y el chocolate Milka. Pero, ¡espera un momento! los inmigrantes suizos tienen nombre y apellidos, como Dani Pedrosa, que no le he echado un vistazo yo a su pasaporte, pero vive en Suiza desde hace años, no como los inmigrantes que vienen a España, que sólo son gente y viven donde pueden. 

Algún día iré de vacaciones al delicioso país montañoso a ver sus impecables calles empedradas con billetes verdes donde todo es paz y harmonía, donde las farolas llevan diamantes incrustados comprados con los dividendos que le da a su gobierno la pasta que los políticos españoles nos están robando. ¡De eso nada, señorita!, me dirán indignadas las autoridades locales. Nosotros no somos aprovechados, somos neutrales. Si a usted le da por fisgonear de dónde vienen los ingresos de sus compatriotas, nosotros somos discretos y dejamos vivir en paz a los nuestros. Mientras no tiren chicles en las aceras…

¿Será envidia cochina? No lo creo. Por supuesto que me gustaría tener la pasta suficiente como para que me admitieran en el club, pero no me fío de la gente que no se moja por nada ni por nadie, nunca. No me fío de la gente que no ayuda a nadie más que a sí mismo. No me fío de los que siempre hacen de mediadores cobrando de ambas partes, sin poner nada de la suya. No me fío de los tipos altos, rubios, guapos, con pasta, con cochazo y sonrisa profidén con los que todas quieren bailar. No me fío de la perfección.

Me cae mal Suiza. En estos tiempos que corren, el país de postal donde viven varios deportistas de élite españoles y donde guardan sus fortunas otros tantos afortunados patrios, se ha convertido más que nunca en el Poncio Pilato del mundo. Yo me lavo las manos y me voy a esquiar, mientras a mi izquierda se mueren de asco y a mi derecha estalla una guerra, pero por favor, Señores Pobres, no se mueran en mi puerta que huele mal y despéjenme el camino porque estoy esperando a unos políticos con maletines llenos de un dinero que ni sé de dónde viene ni carajo que me importa.

21.2.13

I will wait for youuuu

Que buenos, que sucios, que folk y que auténticos los Mumford & Sons.

Me encanta el rollo de que los 4 estén en el escenario en paralelo, lo de que el tío del contrabajo se vuelva tan loco como si tocara una guitarra eléctrica, la pinta de garrulo mecánico del teclista ¡me lo pido!! Me encanta que el cantante parezca un hombre orquesta, y me encanta el barbudo del banjo...Quiero un banjo y un Resonador. Y un cacharrito de esos de lengueta metálica que tocan los sureños como si fuera una armónica y sólo hace dwau, dwing, dingy-dwauuu. Y montar un grupo de folk sureño y roñoso a lo Treme.
Disfrutadlos.

15.2.13

Lo intentan, pero no


¡Soy supermalote!

Hoy he comido en un 100 montaditos. En una zona elevada 4 escalones con respecto al resto del restaurante. Bancos corridos y mesas. Allí estábamos nosotros, rumiando tan ricamente, cuando un par de tipos duros han entrado haciendo ruido, hablando alto, moviendo los hombros al caminar. Risotadas y la frase “no sea que te conviertas en un peligro para la sociedad” flotando en el aire cuando he levantado la vista porque su actitud estaba pidiendo a gritos que lo hiciera.Y como no tenía prisa por largarme….Se me ha afilado el colmillo.

Dos chavales de no más de 20 años con una cara de buenos chicos que tiraba de espaldas. Rozando el límite de lo panoli, para ser más exactos.

Se han sentado justo en frente de nosotros, encajonados en un rincón. Flequillito y Silbador, los llamaremos. Flequillito es tan estrecho de hombros como ancho de caderas, y su pantalón multibolsillos no ayuda nada al conjunto. Gafas metálicas y acné mejillero ¿o será pajillero? Silbador es el guay de la pareja. Es más alto, más delgado y lleva el pelo más de punta que Flequillito, y no tiene granos, aunque gasta unas orejas de soplillo del 12. Es el más atractivo de los dos (juas, juas, juas) lo sabe y se hace notar. Modelazo del muchacho: cadena enoooorme sujetacarteras (me encanta este accesorio macarra cuando lo lleva un motero para que no se le vuele la cartera del bolsillo de atrás) con un polo de rayitas verdes y blancas. ¿? ¿Cadena con un polo de rayas???¡¡¡Camiseta negra, tolai!!! Sólo puedes llevar una cadena sujetacarteras con una camiseta NEGRA. Como mucho con una verde militar. Está en todos los manuales de estilo. Asignatura de primer curso del Diplomado en Macarrismo. 12 créditos. Igual que no puedes llevar un smoking con corbata, pues eso. ¡¡¡Gañán!!!

Primer acto de Soy Steve Mcween fallido: Cuando Silbador ha ido a pedir, Flequillito le obstruía el paso, y en lugar de esperar a que se levantara y le dejara pasar, como es un tío duro, ha optado por ponerse de pie en el banco y pasar por detrás de su amigo. Dicho y hecho, y no ha visto la pedazo lámpara de hierro que tenían sobre sus cabezas y se ha dado una leche contra ella que no nos hemos puesto a aplaudir por lástima. Para resarcirse del ridículo, en lugar de bajarlos, ha saltado los 4 escalones de golpe para llegar a la barra. Si se llega a caer de nuevo busco la cámara oculta….

Segundo acto de soy Steve Mcween fallido: Cuando Flequillito se ha ido a por la comida, Silbador se ha puesto a silbar una melodía, se ha repantigado en el banco, ha puesto un pie encima del mismo en actitud provocadora (él y su polito de rayas) y ha llamado a su madre para decirle que no iba a ir a comer. Ahí estamos. Mamá, que no iré a comer. Bonico...¡Coño!, es que hablaban muy alto y los teníamos en frente, y a estas alturas de la fiesta ya me sentía inmersa en pleno experimento sociológico. Me ha costado contener la risa ante tamaño despliegue de gestos, aspavientos, tocaditas de tambor con el tenedor, risotadas…Ay por dios…Pobrecitos…Si tenían una carita de no haber copiado en un examen en su vida…
Yo no es que sea Kat Von D pero llevo décadas adorando a los tíos duros, los de verdad, así que me tomo la libertad, querido Silbador (lo de Flequillito con pasar por la pelu y el gimnasio podría solucionarse un poco, al menos no era ruidoso) de darte unos cuantos consejos para que cuando cumplas los 30 puedas parecerte un poco más a los tíos que follan sin pagar ni suplicarlo.

  1. Introspección. Un tío duro no necesita demostrarlo todo el tiempo a todo el mundo en todas partes. Él sabe que lo es, se la pela que lo sepan los demás.
  2. Negro. Un tío duro siempre lleva algo negro. Nada de estampados, rayas, logos ni gilipollas jugando al polo del tamaño de un autobús en tu polo. De hecho, nada de polos. Como mucho uno negro para cuando tu madre (porque vives con tu madre, criaturita) te obligue a ir a la boda de tu prima.
  3. Cállate. A nadie le interesa como silbas, ni tu opinión sobre la camarera, ni el tamaño del pedo que cogiste el sábado. Un tío duro habla lo justo y no le mola nada que los demás escuchen sus conversaciones. Y yo te estaba escuchando aunque no quisiera, almendrita garrapiñada.
  4. Tu amigo. Un tío duro puede tener amigos feos y frikis pero está orgulloso de ellos y no se pasa el día intentado quedar por encima. Eso es de ser un niñato gilipollas.
  5. Tiempo. Sirva en vuestro descargo que sólo tenéis 20 años. Si trabajáis estos puntos, quizás cuando tengáis 35 seréis lo que se dice un Hombre.

9.2.13

Pero...¿Cuándo me hice mayor?


No te esfuerces, mona, te has convertido en una Señora.
Esta es una de las preguntas que desde hace una temporada sacude mi cerebro cual mosca cojonera. Mis amigos empiezan a cumplir 40. Bueno, también tengo amigas con los 30 recién estrenados, y otros que ya dejaron atrás ese paso de “añeros” a “entones” y han sobrevivido, pero en un par de años vamos a caer todos los del grupo.

La primera vez que pensé que me estaba haciendo mayor fue al independizarme, aunque entonces fuera divertido y salvaje, porque por fin no tenía que rendir cuentas a nadie de mis idas y venidas y podía comer pizza 5 días seguidos sin que mi madre me diera la chapa. Pero con la llegada de las facturas y de cosas tan apasionantes como limpiar el baño o hacer la colada me dije ¡coño! Me estoy haciendo mayor. Bueno, con eso y cuando me ví ridícula un día que iba a salir de fiesta con un top ombliguero. Igual no estaba ridícula, pero con 32 años, o eres Leticia Sabater y te la pela hacer el ridículo o mejor guarda el ombligo a buen recaudo hasta el verano, y los tangas de Piolín (si has tenido huevos de llevar alguno), tíralos directamente a la basura.

El otro día hablaba con una amiga que había comprado como regalo para otra amiga (ambas de 31) un pijama “monísimo” con los enanitos de Blancanieves. Yo le pregunté a qué edad creía ella que debían dejar de ponerse pijamas de dibujos animados y pasar a la seda y al liguero. Para mi esa edad fueron los 27, aprox. Para ella todavía no había llegado. Vaya, pensé, las que estamos acabando la treintena nos aferramos a ella del mismo modo que las que acaban de entrar se aferran a los 20 porque se ven muy jóvenes todavía para lo que se supone que implica la treintena: hipoteca, marido, hijos, destroce de cuerpo con los embarazos y que de un día para otro, todo el mundo te llame “señora” porque tienes más de 35 años y vas empujando carrito.

Esto último es curioso (y humillante, joder). Un carrito de bebé te echa 10 años encima y otros tantos kilos. Intentas seguir siendo tú mientras lo empujas, llevas la misma chupa de cuero, el mismo eye liner en los ojos, la melena al viento, las botas biker y las Okley negras que son lo menos marujo que encontraste en la óptica bajo el epígrafe “gafas de sol para mujer”. Pues no hay manera. Soy una señora con un bebé. Me he hecho mayor. Ahora sólo me falta asumirlo.

¿Quiere eso decir que me toca mirar en las revistas los artículos de maquillaje que te “quitan 10 años de golpe” en los que te explican trucos anti edad sobre la cara impoluta de una modelo de 19 años retocada con Photoshop? ¡Manda güevos!

Supongo que los tíos también tendrán sus momentos de agobio con el tema calendario. Debe de ser duro mirarte al espejo un día y darte cuenta de que te estás quedando calvo lo quieras o no, con la de polvos que te ha conseguido ese gesto canalla de pasarte la mano por el pelo…Tener la certeza de que a casi ninguna mujer le resultan atractivos los calvos a no ser que se llamen…No, no puedo decir ahora el nombre de un calvo que me ponga porque no lo hay, y menos aún el de un tipo que se está quedando calvo e intenta disimularlo con gomina, peinándose hacia delante en un vano intento de tapar sus entradas, o peor aún, dejándose el pelo largo a ver si le tapa la pista de aterrizaje. Y ellos lo saben. Saben que no nos gustan los calvos ni los bajitos. Bueno, los que son más bajitos que nosotras. Eso al menos tiene remedio, búscatela chiquitita y espera que no sea una de esas que miden 1’50 pero le gustan los de 1’80, que también las hay.

Supongo que para algunos (creo que lo entenderán más las chicas que vosotros, sí vosotros, esos Peterpanes que nos llamáis "señora" aunque sólo os saquemos 5 años) este será un discurso superficial, sí, igual lo es. Mañana será otro día. Seguro que si viviera en la edad media mis preocupaciones serían otras. A ver, a mis treintaytantos pero en el siglo XIII…Mi mosca cojonera sería cómo conseguir llevar algo que comer a mis últimos 6 hijos, porque los 5 mayores están muertos por la peste o la guerra e intentar mientras tanto que no me quemen por bruja porque he opinado en contra del derecho de pernada después de que se lo hayan aplicado a mi hija de 12 años, porejemplo. Al menos ahora podemos opinar, aunque sólo nos miren para “deja pasar a la señora del carrito” Diosss, canija, ¡anda de una vez! Porque necesito recuperar mi estatus de Mujer antes de que sea irreversible lo de Señora y me dé por comprarme medias de compresión, zapatos de horma ancha y hacerme la permanente. Cagüenlaputa.