28.3.12

Te quiero demasiado

Te quiero demasiado como para compartirte con otros hombres, pero no lo suficiente como para compartirte con otros hombres.

Creo que esta declaración de principios pertenece a La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas hijo, pero no estoy segura. En cualquier caso, es una frase que da que pensar a pesar de su aparente sinsentido.

Te quiero demasiado como para ser sólo uno de tus rollos de fin de semana y que no puedas quedar conmigo hoy porque vas a tener a otra en tu cama, pero no lo suficiente como para perder mi dignidad, mi amor propio y anteponiendo tus deseos a mi orgullo, consentir que no quedes conmigo hoy porque sé (los dos sabemos que lo sé) que vas a tener a otra en tu cama.

Ya tenemos treintaitantos, así que hablo de relaciones, no de cangrejitas (qué gracia me hace el apelativo Macarrónico, me imagino a niñitas monísimas de veitipocos vestidas de Berska con demasiado maquillaje y sujetadores con relleno que siempre van juntas al lavabo, ja,ja,ja) Bueno, pues eso. Nos hacemos mayores, que no viejas, y cuando empezamos una relación, no te digo que queramos empujar carrito enseguida, pero sí pedimos sinceridad, estabilidad y definición. ¿Estás conmigo o no? ¿Puedo contar contigo o no? Yo no estoy tirándome a nadie más porque sólo quiero arrugar sábanas contigo, ¿y tú? Es lamentable que yo crea que estamos juntos y me esté dejando llevar hacia el enamoramiento y tú estés en la fase lo pasamos bien juntos pero no estamos saliendo como si fuéramos dos adolescentes y no me lo digas. Sobre todo cuando ya han pasado meses desde que empezamos a vernos desnudos con regularidad.

Aunque lo que me interesa de verdad es la segunda parte de la frase. Volviendo al tema de la edad y la estabilidad y el darle más importancia a unas cosas que a otras, conozco un caso de un matrimonio, con hijos, hipoteca y años de relación en que el marido es absolutamente infiel a su esposa, y es tan flagrante y conocido el tema, que incluso ha tenido un hijo con su secretaria. Hablo de un pueblo grande, donde todavía la gente se conoce y habla y las reputaciones de unos y otras forman parte del currículum. El tipo en cuestión es un empresario adinerado cuya empresa (y secretaria e hijo) residen en el mismo pueblo y cuya mujer de profesión sus labores, camina erguida por la calle principal con el bolso caro que le ha comprado el marido y un “ande yo caliente ríase la gente” escrito en la cara, justo un poquito más abajo de unos cuernos monumentales.

No pretendo juzgar, sólo exponer hechos. No quiero hablar del marido, al que personalmente cortaría los testículos en finas lonchas y envasaría al vacío cual chopped de pavo, sino de ella, la versión femenina de la frase con que comienza el post ¿Es tan grande el amor de esa mujer por su marido y por mantener la estabilidad de su familia como para aguantar tal humillación de por vida? ¿Es tan interesada como para preferir su casa con piscina a su dignidad como mujer? ¿Es tan débil como para quedarse sin hacer nada porque no sabe qué hacer? ¿Cómo pueden mirarse a la cara y hacer como que no pasa nada?

Yo, desde luego, aunque creo que sí perdonaría UNA infidelidad puramente física y esporádica de mi hombre por aquello de que la carne es débil y me importa más nuestra relación y lo que compartimos que esa petarda a la que no vas a volver a ver (por mis huevos que no la vas a volver a ver o te aseguro que me tiro a tu equipo de rugbby enterito como venganza) no perdonaría una relación paralela, no consentiría ser la que le hace la cama que utiliza con otras ni mucho menos defenderlo con la cabeza alta diciendo que él es así y yo le quiero como es, a él, a su secretaria y al hijo de ambos que no tiene la culpa de nada, el pobre crío...

22.3.12

De vocación, sus labores

Estaba el otro día meciendo a mi recién llegada con la mirada perdida a través de la ventana y el alma en paz, cuando del otro lado del patio de luces, una chica se asomó a tender la ropa. No la vi muy bien, pero parecía una chica (no una señora, se entiende) pero había algo raro, algo que no me encajaba, algo que me sacó de mi ensimismamiento. ¡La tía llevaba puesto un delantal!! No “sólo” un delantal, en plan porno-chacha, sino ropa y encima, un delantal!! Una chica haciendo sus tareas de la casa, ¡en delantal!! Menuda profesional!!

Ahí ya agudicé ojo e imaginación en plan Maruja desfaenà. La chica del delantal tendió perfectamente toda la ropa, que era toda oscura, sin que se le hubiera colado ni una miserable camiseta amarilla o unos calcetines blancos como me pasa a mi continuamente. La tendió perfectamente, ordenada y puestecita como en un escaparate y apuesto a que olía todo a suavizante y no se le había quedado ni una mancha sin sacar. Qué profesional.

Ojo, que no estoy criticando, igual la tía es ingeniero aeronáutico, es sólo un poco de cachondeo desde mi ignorancia supina respecto a las tareas del hogar. Lo reconozco, yo soy un desastre como ama de casa. No me gusta, no lo soporto, no entiendo de manchas, limpiar polvo ni dejar brillantes los azulejos o la vajilla. No me interesa. Parte de mi exigua paga se va en una señora que limpia y saca brillo a lo que pilla por ahí en medio. Y ruego a Dios que no se muera nunca, porque no podría pasar sin ella. Sé que tengo un delantal y una plancha y un juego de café en alguna parte porque cuando me independicé me los regalaron aunque ya advertí que no pensaba usarlos (el delantal no lo encontraría aunque lo intentara, la plancha tiene telarañas y yo no tengo camisas y prefiero el café de bar) Cada uno tiene sus aptitudes y entre las mías no se incluye saber cómo se descongela una nevera.

Hay chicas (como al parecer mi recién descubierta y hacendosa vecina) que nacen con ese don, y en el fondo es una gozada ir a su casa a comer porque el mantel no tiene manchas, la comida está que te mueres de buena y preparan un café delicioso, hasta puede que te obsequien con galletitas hechas en casa. Es como ir a comer a casa de tu madre pero sin tener que aguantar el discursito de estás muy delgada, no haces más que trabajar y no me gusta tu nuevo novio. Bueno, que no me quede esto machista, igual hay chicos con ese don también, pero no conozco a ninguno, y (lo que es más machista todavía), creo que si conociera a alguno, igual le pondría una sonrisita de medio lado mientras me cuenta lo suaves que le quedan las sábanas con el nuevo suavizante de Aloe Vera que ha descubierto. Será nenaza??

14.3.12

True Blood, el DESFASE


Estoy enganchadísima a una serie de vampiros absolutamente delirante. Es lo máximo. True Blood, Sangre fresca.

El punto de partida es un pequeño pueblo de Lousiana donde todo el mundo es tan paleto, tan cutre y tan descerebrado que dan risa de lo en serio que se toman a si mismos. Pues en esta América rural profunda, resulta que los vampiros han salido de los ataúdes hace un par de años y han decidido integrarse por fin en la sociedad gracias a que se ha conseguido sintetizar de forma artificial sangre, así que (en teoría) ya no necesitan matar humanos para alimentarse, por lo que ya pueden (en teoría otra vez) dejar de ser una amenaza, pagar impuestos y relacionarse como iguales con las personas de a pie.

Es una premisa interesante, pero a partir del minuto 5 del primer episodio la cosa empieza a desbarrar de una manera deliciosa para mi gusto. Hay tanta sangre, tanta casquería y tantos hígadillos sueltos que no da ni asco de lo exagerado que es. Hay tanto sexo esplícito (bueno, pero sin penes ni vaginas en cámara, por favor, que esto no es Spartacus) que ya ni te pone cachonda. Y en cuestión de unos capítulos, pasan tantas cosas raras, hay tantas criaturas paranormales y seres fantásticos campando a sus anchas por ese pueblo de paletos que no te puedes creer cómo no se dan cuenta de que los raros son ellos, los simples mortales. True Blood es descacharrante. Asquerosa. Adictiva.

Bueno, bueno, y por supuesto hay abdominales a punta pala y la protagonista es tan cateta y taaaaan fea…. Y se pasa toda la serie huyendo de peligro en peligro en bestidito baby doll con cara de paleta que no se entera de nada mientras un vampiro buenorro la salva y otro vampiro más buenorro todavía intenta matarla (a polvos dejaba yo que me matara el vikingo macizo de Eric, en fin, no se puede tener todo) mientras el resto de protagonistas grita, huye, se refocila en cualquier colchón con cualquiera que pase por allí y mata a todo lo que se le ponga por delante. Ja,ja,ja. Cada capítulo es más disparatado que el anterior, pero todos acaban con un ¡ALAAAA!!! Que hace que te mueras de ganas por saber qué va a pasar a continuación.

Y cuando ya creías haberlo visto todo en modelos de maromo: el descerebrado follaoret gamba de cuerpo de escándalo Jason Stackhouse, el vampiro lánguido que añora su humanidad y tiene sentimientos detrás de esa mirada penetrante Bill Compton, el vampiro salvaje, hermético y frío, sexy, altísimo y macizo que sabes que te va a matar como te descuides pero estás deseando descuidarte, (sobre todo en cuanto le cortan la melenita esa ridícula con la que lo presentan) Eric Northman, interpretado por el descubrimiento de la temporada, el actor sueco Alexander Skarsgard (quien por cierto, si no hubiera sido por esta serie, habría sido Thor, en lugar de Mr. Pataky).

Pues no, no lo has visto todo. Noooo!!!! Entonces aparece el hombre lobo más cachas que has visto en tu vida. Este tío es a Jacob, el hombre lobo de Crepúsculo, lo que un dóberman a un teckel, lo que una Fat Boy a una Yamaha Special. Alcide Herveaux es una mala bestia, es superlativo, un Coloso, un Titán, el Zape de cuando Darek era Zipi. Señoras, demos la bienvenida al Olimpo de los Jacos a Joe Manganiello.

Imposible no comparar True Blood con Crepúsculo aunque no tenga nada que ver. Bill es un Edward con 20 años más, Sookie Stackhouse es la prima fea del pueblo de Bella y Jacob, ya lo he dicho, el cachorrito de Alcide. Y todos los demás están chalados. Ja,ja,ja. ¡Qué ganas tengo de que empiece la 5ª temporada, a ver qué gamberrada se inventan esta vez los guionistas fumados de HBO para sorprendernos!

P.D. Ah, sí, y los títulos de crédito, es imposible que no te gusten. BRUTALES.

11.3.12

Crazy town, butterfly

Este es el vídeo de una canción que llegó al Nº1 en 2001. Butterfly, del grupo de RAP de Los Angeles Crazy Town.
Esta canción siempre me ha gustado, es muy sexy, pero además el vídeo tiene un punto onírico muy bonito y gráficamente está muy bien tratado. Me recuerda a las fotos de Pierre et Gilles pero con un poco más de testosterona. Curiosa la mezcla de raperos megatatuados y agujereados con mariposas y flores...

7.3.12

Cuando un hombre llora

Cuando un hombre llora…yo salgo corriendo. No lo puedo evitar, es superior a mí. No sé que hacer con los tipos sensibles. La verdad es que tampoco me siento cómoda con las mujeres muy sensibles, me aturullan. Lo he intentado, pero al final siempre acabo pensando antes de hablar por no herir sus sentimientos, actuando a merced de lo que creo que les gustará en lugar de con naturalidad para no ganarme un rapapolvo, disculpándome cuando creía haber hecho lo correcto porque según su sensible corazón, no había estado a la altura de las circunstancias. Agotador. Pues con los hombres sensibles es aún peor, porque me bloqueo, me dan ganas de salir huyendo, no sé qué decir cuando un tipo al que se supone que le gusto (y que al parecer no me conoce en absoluto) se empeña en leerme un poema o en preguntarme cómo me siento. ¿Cómo me siento? Pues estoy empezando a sentir vergüenza ajena, tío, ¡déjame en paz! Pero te aseguro que una de las cosas que no se me ocurriría decirle nunca a un sensible es: ¿Qué tal si te dejas de rimas y follamos un rato? Ufff, y que se me eche a llorar si llegamos al orgasmo a la vez, calla, calla.

Mi ideal de sensibilidad masculina lo encarnan los personajes de Viggo Mortensen en Promesas del Este y el de Clint Eastwood en Gran Torino. Mis ídolos. Hombres que no lloran, actúan. Ojo, y aunque ambos sepan disparar, no son pistoleros macarras que van buscando pelea con cualquiera que les “ha mirado mal”. Son hombres duros, silenciosos, que no se meten con nadie ni golpean primero, pero eso sí, cuando se ven obligados a golpear, atraviesan paredes. A mis hombres favoritos nunca se les ocurre preguntarte qué has querido decir con lo que has dicho y luego se pasan el resto de la tarde analizando el sentido de tu última frase pero (en el caso de los dos personajes de los que hablo) a la hora de la verdad, no dudan en sacrificar su vida por una causa justa sin aspavientos, sin elegías, sin lágrimas ni largas parrafadas. Mis hombres favoritos no hablan, actúan.

He recalcado lo de los “personajes” porque justo Viggo Mortensen, del que ya he hablado largo y tendido por aquí, es un caso de desdoblamiento de personalidad total. Todos sus personajes me enamoran, en Appaloosa está sublime, y en Una Historia de Violencia igual, pero él como persona tiene que ser un coñazo……Este es de los que lloran viendo una puesta de sol y tienen una caja con recuerdos especiales. Fijo. No te me ofendas, Viggo, pero contigo no podría tener más que un rollo, que luego te empeñarías en ir a escribir en tu diario lo que te he hecho sentir en lugar de pegarme otro polvo y ya tengo una edad. En fin, al menos me queda Daniel Craig que este sí tiene pinta de no gastar en Kleenex.