24.11.11

Ellos y sus inmensos egos

Llega un punto en la vida de un hombre en que cruza una linea de no retorno, la de no equivocarse nunca. Suele ser a los 50 pero si tiene algo de poder profesional, baja hasta los cuarenta, cuarentaypocos.

Varón, de más de 40 y con gente a su cargo. ¡Ya lo sabe todo! ¡Ya lo tiene todo! ¡ya lo ha conseguido! Será porque es estupendo y entonces su palabra deber ser ley, si no, no habría llegado a donde ha llegado.

Tiene un despacho, una Blackberry y una secretaria. Eso le hace alcanzar cotas de euforia insospechadas, pero…..también le amarga la existencia. A partir de ese momento, el hombre ya no es un hombre, es un gallo, tiene un territorio, un corral propio que se ha ganado con esfuerzo y años de trabajo, y también tiene alrededor otros gallos iguales que él (o lo que es peor, más viejos y con un corral más grande) con los que ha de competir a diario para no dejarse avasallar.

Me quedo con la boca abierta viendo esas luchas de poder, asistiendo como copia oculta (o sin ocultar) a esos intercambios de correos con argumentos de patio de colegio en los que varios de los gallos intentan cacarear a ver quien lo hace más fuerte. Me sigue asombrando la capacidad de algunos gallos, bueno, la verdad es que de todos, porque uno grita más que el otro pero el otro pega a las costillas en cuanto uno se descuida, pues eso, que me sigue asombrando la cantidad de energía que gastan en enfadarse, ofenderse, ponerse dignos, levantar la cabeza, el dedo y la voz en las reuniones y montar en cólera cuando otro gallo osa estirar el cuello para mirar desde más arriba que él.

Si eso es lo que pasa cuando eres jefe…no quiero serlo. Quiero amar mi trabajo, reirme a la hora de comer con mis compañeros sin que se cuestione mi profesionalidad o mi partidismo por un gallo o por otro. Quiero volver a casa con el deber cumplido y la cabeza despejada, sin rencores, no llevar cuenta de las ofensas recibidas sino de las sonrisas provocadas. Pero claro, eso, también hay que currárselo.

2 comentarios:

  1. ..Cuanta razón Susan!!!!...y cuando en lugar de un gallo es una gallina la reina del corral..upsss!!!!todo se vuelve mas y mas dificil y retorcido....En fin, si lo analizas bien, llegas a la conclusion que al final son unos amargados que solo ven poder, poder, cima, cima...que no disfrutan de los pequeños momentos!!!...Y que de gallos tristes con espolones viejos y quemados a los 50-55, que les ha dado un infarto....en una de esas luchas de corral, estan llenos los cementerios...Conclusión, demos gracias de ser Felices y de reir mucho mucho!!!. Un besito guapa!

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  2. lo has descrito perfectamente, yo no querría un marido asi la verdad. tiene q ser duro

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